martes, 5 de febrero de 2013

Sexo Anal, Sí!


Muchas personas lo consideran una práctica prohibida, otras tantas dicen que es algo sucio, no menos son las que creen que se trata algo exclusivamente para homosexuales, pero lo cierto es que el sexo anal cada vez se practica más. ¿Motivos? hay muchos, pero quizá el más importante sea el placer que provoca el sexo anal que, con las adecuadas medidas higiénicas y de protección, puede ser tan agradable como el coito o el sexo oral.
El origen del sexo anal no es tan moderno como algunos pueden pensar. Sus primeras prácticas documentadas se datan en la Grecia clásica, cuando en la vieja y próspera Atenas, sus vecinos realizaban estas prácticas sexuales para demostrar su dominio sobre otras personas. Por estos orígenes se conoce popularmente a este tipo de relación sexual como 'un griego'.

Consideraciones históricas al margen, el sexo anal se da principalmente en relaciones homosexuales. Sin embargo, cada vez más heterosexuales se adentran en esta aventura, buscando nuevas dosis de placer y morbo. Eso sí, tanto en un caso como en otro hay que seguir una serie de normas básicas relacionadas con la higiene, la salud y la seguridad.

No hay que ser un experto en anatomía humana para saber que las materias que hay en recto no son precisamente limpias. Por este motivo es más que aconsejable realizar una limpieza de la zona para no encontrarse con sorpresas desagradables. En primer lugar no te agobies pensando en que puedes encontrarte algo de heces porque, por lo general, el ano queda limpio entre defecación y defecación, aunque ojo, en esa área el volumen de bacterias y gérmenes es muy superior al que se puede localizar en otro lugar del cuerpo.

 
embarazo. Un solo germen de los que hay por ahí abajo te pueden causar muchos problemas en forma de infecciones o enfermedades de transmisión sexual, por lo tanto recuerda que en este caso es tan importante el condón como si practicas un coito normal.
Otro de los puntos a tener en cuenta es la facilidad para realizar la penetración. Sobre todo si es la primera vez, se aconseja usar productos que relajen el ano para facilitar el acceso del pene a su interior. El sexo anal es muy placentero, pero puede ser también muy doloroso si no ayudamos un poquito para que el pene entre en el otro cuerpo. El uso de lubricantes se antoja como necesario en la mayoría de los casos, además ayudará a que el miembro viril resbale mejor, por lo que las sensaciones serán mucho mejores y se podrá alcanzar el máximo placer en menos tiempo.

Me he referido anteriormente al placer, y no quiero dejar de hacerlo porqué al fin y al cabo cuando tenemos relaciones sexuales ese es el objetivo: el placer. Si hay algo en lo que coincidamos hombres y mujeres es que un par de centímetros en el interior del recto tenemos localizados un punto G. Dicen que para localizarlo bien, basta con introducir el dedo y hacer el gesto de "ven hacia aquí". De hecho, hay un tipo de orgasmo característico de la fricción con ese punto G con sensaciones e intensidad distintas al orgasmo habitual.
Otras cuestiones sorprendentes del sexo anal.

El sexo anal es tabú. La afirmación no es nueva ni tampoco propia de culturas lejanas. Sin ir más lejos en la vecina Gibraltar hasta el año pasado estaba teóricamente prohibido. El Código Penal de la colonia británica mencionaba explícitamente al "sexo anal". Lo consideraba como una ofensa hacia otra persona, o como un acto de indecencia grave cuando se practicaba entre hombres.

Claro que la legislación llanita sigue precisando que las relaciones sexuales se deben mantener únicamente entre dos personas, en la intimidad del hogar y prohibía que se realizaran en servicios públicos. Además, el Gobierno de la roca sometió a referéndum el pasado año la posibilidad de elevar la edad mínima en la que dos hombres podían mantener relaciones sexuales de los 16 a los 18 años, como sucede en las parejas heterosexuales.

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